
Me acuerdo de mi abuela, que se levantaba al amanecer para preparar las tourtières. Yo observaba admirada sus gestos precisos, estirando esa masa transparente que llaman «velo de novia».
En esa época, ella rociaba la masa con el almíbar licoroso usando una pluma de oca. Tras quince minutos de horno, un último plumazo sobre la corteza hinchada la hacía crepitar al contacto del almíbar.
Algunas pastelerías de Côte Landes Nature proponen este postre de manzana o natural. Una maravilla que no hay que dejar de probar. ¿Quieres la receta?